sábado, 12 de septiembre de 2009

Cuando en tu afán de amanecer



Te llevo en mis cantares como un río
que late de mi pecho hasta tu boca,
y bésote la vida cada vez que se estremece
esta montaña de ansiedad que me enloquece.

Te llevo a flor del pecho entre las manos
cavando hacia lo intenso de tu dicha,
y poco se hace todo lo que merma mis sentidos
cuando en tu afán de amanecer me cultivo.

Y encuéntrome a cada paso de tu amor febril,
en cada poro de mi porvenir que va a vivir
hasta donde mi voz sepa existir por otra voz
que sólo dé palomas, será para ti,
para mil más.

Y siempre sol, mi voz le trepará a todo el amor,
todo el ardor que nazca de mi andar
por este azar de total convulsión,
loca y terrible convulsión que quiere estallar
con un loco final para ti,
para mil más.

Resonará la vida en cualquier existencia,
un canto y la verdad serán las riendas
de un universo pleno y decidido por los hijos
de una tremenda humanidad que construimos.

(1981)

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