domingo, 18 de noviembre de 2007

Ecosistema

Lee un viejo libro de Nietzsche y desde su estomago millones de sacudidas son distribuidas a todo el volumen de su masa corpórea. Es un placer inevitable el recostarse en la hamaca paraguaya las noches de verano y bañarse de pensamientos y sensaciones. Recibir la llegada de un grato recuerdo que en primera instancia es difuso, pero luego va tomando contrastes, olores, texturas y finalmente se muestra con todas sus piezas encajadas a modo de fantasía perfecta. Toma el libro con su mano izquierda colocando el dedo mayor entre la página que leía y la que sigue, y con su mano derecha que pende tocando el piso, se da un fuerte empujón para que el vaivén comience nuevamente y el aire acaricie tímidamente su cuerpo. Enésimas manos invisibles son las encargadas de brindarle la frescura esperada. Recupera un hecho reciente, los ojos brillan con una inusitada muestra de decisión y no se hace esperar la orden indicando a su cuerpo levantarse de allí. Con impaciencia maquillada de calma su humanidad está de pie y camina descalzo por el pasto disfrutando el aroma a romero y tierra húmeda que le ofrece el ambiente. Una anormalidad teñida de normalidad se quita el disfraz mostrándose tal como es. La vid, careciendo totalmente de tutor se esparce por el pasto, llegando inclusive a la platea de cemento donde se halla ubicada una ennegrecida parrilla. Las telarañas se diseminan por doquier y es posible imaginar un pequeño ecosistema protegido debajo del vencido follaje, alimentándose de los frutos y hojas, que se entregan a granel desde sus ramificaciones. Desde un cantero formado por ladrillos naranjas, una rosa y una planta de perejil son testigos privilegiados del asunto. La rosa no sacrifica ni una insignificante espina para evitar la tragedia, ella prefiere conservar su perecedera belleza, su absurda voluptuosidad inservible. Orgullosa, observa como la parra deja caer una uva picoteada por los gorriones. Orgullosa, no puede evitar que las hormigas devoren su tallo y trafiquen los rojos y atractivos pétalos al centro de la tierra. El perejil piensa: “Si tuviera un poco mas de altura, podría curvarme y abrazar el flagelado cuerpo, hacerle sentir mi calor, mi poder” Sopla una tenue brisa y el perejil describe una curva con respecto a un horizonte arbitrario y su extremo superior alcanza a rozar las vapuleadas ramas de la vid. Insuficiente para rescatarla, pero perfecta para dejar expuesto su tallo al vegetalismo del pequeño ecosistema.

Se arregla el pelo y decide utilizar los hilos telefónicos, pero es menester (¿Es menester?) para este propósito

viernes, 13 de abril de 2007

12-Coincidencias


El viento hace tiritar los marcos de las ventanas y el cielo tiene un degradé del negro al naranja. Observan a su costado y descubren una existencia ajena en otros tiempos ignorada. El hace un comentario sobre lo inesperado de un esperable amanecer, ella acaricia su pecho, le besa la mejilla derecha y le confiesa el hurto cometido hacía ya un largo tiempo. No era gran cosa, pero por hechos mas nimios que ese mucha gente había perdido la cordura. Es incorrecto citar acontecimientos pasados en determinadas circunstancias, pero los ojos no entienden de restricciones cuando de hablar se trata. A pesar de la felicidad, es el mutuo dolor lo que aprieta las amarras de sus destinos, solo libando lagrimas son capaces de amar. Muchas incapacidades son subjetivas.

11-El Trillado Recurso


Ciertos hechos son colocados, a modo de mojones, y enlazados por una incalculable frecuencia para anunciar un acontecimiento. Necesitamos creer manejar los segundos, que el tiempo se muestre dócil.

Hoy no siente la completitud de su existencia como en otros días. La casa le queda chica y está sofocado. Va a escapar a ningún lugar. Le encantaría tener un objetivo, pero justamente es su carencia mayor. Se escabulle de la prisión y detrás de la puerta el viento le dispara minúsculas y afiladas piedras a su rostro. Indudablemente hoy el mundo quería prescindir de él, pero es imposible despegar los pies del suelo, dar un salto y escapar a la nada. Camina. Es ya un trillado recurso en su vida pero desconoce otro método de evasión o descubrimiento. El mismo viento que hace un instante lo fusilaba, hoy lo empuja haciéndolo dar leves saltos mientras avanza. Exteriormente se lo ve radiante, pero es grande la tristeza que embarga su alma. En los escalones de entrada de un teatro cualquiera hay mujer afligida. Las miradas son inevitables, como las palabras que luego se cruzan. Ella lo conoce, él no. La lluvia aumenta sus golpes al terreno y el sonido amortigua las palabras que en esos instantes se atreven a huir de la gente.

miércoles, 11 de abril de 2007

11-El Tiro


Han pasado algunos años, quizá dos o tres. Su frase transciende fronteras, cuerpos, llena ocultos teatros y en todos lados conocen su nombre, se hacen prescindibles las presentaciones. Algunos le llaman fama, él la cataloga justicia. Su cama que en otros tiempos tenía un hueco profundo, hoy se encuentra rebosante de néctar, y no es menester hacer un esfuerzo para llenarla. ¡El mundo no pedía más que un mínimo arrojo para entregarse dadivoso a quien lo pidiese! Hoy es imperiosa la necesidad de dirigirse al lugar donde empezó todo. Se arregla y da un par de vueltas por la ciudad. Escucha un tiro, trozos de cristales, corridas, el rechinar de unas gomas contra el asfalto, silencio. Siente temor pero también se cree útil en una situación semejante. Moviliza su cuerpo al lugar donde nacieron los ruidos. Algunos ojos lo observan desde el silencio de las ventanas. La cuadra está oscura y sólo aprecia los cristales en el asfalto. Mira hacía arriba y descubre una luz de alumbrado público con el foco roto y un pequeño hueco en la capsula protectora superior. Suena una sirena y decide que es el momento correcto para escapar del lugar. Camina pausadamente hacía su destino anterior.

lunes, 2 de abril de 2007

9-Cientifica Experimental


Daiana es feliz. Ha comenzado a coleccionar experiencia en sus estantes sin estrenar. El sol le estremece el cuerpo por la mañana y la invita a quedarse un rato en la cama mirando el techo. Reordena su vida incorporando un nuevo componente, bebe a bocanadas el aire y sonríe somnolientamente. Imagina el gusto de los besos perpetuándose a diario, arribando puntualmente a su humanidad. Exquisita rutina. El medio está lleno de olores para un amante, y su tarea es clasificar las fragancias en envases invisibles. Corre detrás de los aromas, tiende su nariz al aire capturando y depurando cada variedad. Es una científica sentimental y creé estar detrás de una nueva ley prodigiosa. “¡Mire usted lo atrevida que se ha puesto la juventud! Ayer vieron a la chica de la esquina, robándole naranjas al atardecer” le acota una vecina a la otra con esa expresión asquerosa de comentario barato. La gente se jacta de los grandes científicos sin conocer siquiera su obra. Pero cuando ven un loco investigador deambular por el barrio no se ahorran dardos contra su persona. Se han visto algunas almas creadoras que son justificadas por los contemporáneos, pero por lo general son golpeados, torturados y puestos en ridículo hasta el hartazgo. Cuando los “inadaptados” mueren se ponen solemnes y descubren su “obra” ocupando un pequeño espacio en el tiempo. Son capaces de llorar. Debe pasar algún tiempo, quizás unas décadas post-mortem, para que esa luz entre a sus ojos e irradie luminosidad en su intelectualidad.

Una noche Daiana creyó al objeto amado irradiado por sus poros y supuso inevitable que las personas circundantes descubrieran un proceso extraño y acaso portador de luz en su interior. Tomó tinta china y garabateó eternamente un nombre en su piel. Naturalmente rieron a boca llena. Boca llena, corazón vacío.

8 - Ajedrez Punto 15


Falta un módulo para escapar del lugar. Caminan lentamente, suavizando los bordes del espacio. Todo en ese momento es vulgarmente normal. Todo lo que mas duele es en algún momento vulgarmente normal. No se percatan del sol liberando rayos sobre sus cuerpos, volviendo visible todo el mundo al común de los seres. Marfil blanco, peón negro, caballo blanco. Se repiten los movimientos pero no la partida. Un mismo movimiento no genera un juego similar. Daiana los observa atentamente. Vio en el brillo del jugador de piezas negras un pedacito de su vida futura y se acercó. El jugador de negras no conoce mucho el paño pero es ducho para adaptarse a esas circunstancias. Preguntas de rigor. El juego de ajedrez pasa a un segundo plano y ahora todo su interés está centrado en esa misteriosa niña. Toma su mano y la deshoja como quien desgrana una piedra de mica. La luz del lugar solo atenúa el fulgor de su piel. Es tiempo de volver, deja su mano y le promete volver a verla en la puerta. Ha ganado otra batalla, agregó un punto a su partida. Daiana es el punto 15. Hora de salir. Siente el temor en su cuerpo, hace un vano y sutil intento para huir pero ya es inevitable. Las manos han aprisionado furtivamente su rostro y una boca inesperada le quita la miel de los labios. Suficiente. El punto 15 se entregó como un servatillo herido que en un ultimo acto de bondad le regala su cuerpo a las fieras.

7- Daiana

Sufre una estremecedora carencia de experiencias, pero solo es temporal, un viejo recuerdo, un viejo trauma. No puede exteriorizarse y se pone una careta anestésica, la vida la desgasta sin que ella pueda desgastar la vida. A veces mira a su alrededor y se encuentra acompañada, amigos se dicen, compañía dice ella, simplemente compañía. Rutina, enferma rutina. Hoy hace esto, mañana aquello, pasado lo otro. Según le dijo mama mientras se ajaba las manos lavando ropa: “Corazón, esto te va a ayudar a progresar”. En aquellos días estudia. Carga su morral con esperanzas y se marcha al secundario. Con todos, junto con algunos, fuma su primer cigarro. Oculta la tos y simula tener el hábito dentro de ella. Inocentemente miente ante un jurado de embusteros. La aceptan, pero era necesario el ritual. Trece con veinte minutos, es una obligación entrar, ¡El cigarro tiene ese gusto tan exquisito! Resiste, pero recuerda las manos de su madre y se escabulle entre la multitud que se agolpa en la puerta de entrada.

6 - Estrellitas Festivas


Ha decidido quebrar su soledad y hoy puede percibir dentro del corazón que el mundo requiere su presencia. Enciende un cigarro y arden las ideas y los sentimientos en su brasa. No aguanta mas: Toma el portaminas y esboza una frase en el papel. No le parece mal para ser su primer intento. Mucho esfuerzo. Se dirige hacia la heladera y destapa un vino. Sorbe un corto trago que perpetua los taninos en su lengua. Ahora si era él. Sonríe y le ofrece un trago a Nadie. Nadie no lo rehúsa y de un seco envión extrae una gran cantidad de líquido. Ambos se abrasan y están muy a gusto el uno con el otro. Le ofrece asiento y Nadie acepta gustoso. ¡Ah, la mutua compañía! Tiene un presentimiento. Al parecer la vida le ha guiñado un ojo y ahora ofrece sus manos abiertas rebosantes de frutos rojos. Lo ha comprendido, ahora si, realmente lo ha comprendido. Son las cero horas con doce minutos de un viernes, no puede aguantar.

Desfila por las calles blandiendo como única arma y escudo protector su saeta envenenada. Por todos lados hay luces, sonrisas, grupos, pero sabe como buen estratega que no es el momento de utilizar su adminículo bélico en esos terrenos. Deambula siguiendo una sinfonía oculta en lo mas áspero de su alma. Escarba suciedades hasta que sus oídos perciben música con olor a silencio, notas musicales que ocupan ese lugar ubicado entre el placer, el sentimiento y el pensamiento. El arte circunda el baricentro del triangulo. No se insertaba con violencia en su ser, no necesitaba la estridencia para proclamarse expresión sino que dulcemente iba tomando asiento en el alma. Conjugación perfecta, es el lugar, no se puede resignar a pasarlo por alto. Entra.

Se encuentra agazapado en el rincón mas oscuro del café literario. Bebé un sorbo de café y en su sabor alcanza a percibir algo de humanidad. No es el café lo que está tomando, sino el trabajo del cosechador, los intereses de la empresa, el hambre y la miseria de los hijos del cosechador, el procesado de la materia prima, el discurso de un presidente alabando las ventajas que implica la inversión extranjera, la preparación final del café y la posterior presentación en su mesa. La frase le sale como una punta de la garganta pero se abstiene de escupirla. El clima del lugar le va haciendo un lazo en los pulmones incitándolo a hablar. Se bajan las luces, una persona sube al escenario y recita la siguiente poesía:

Amor, oscuro sentimiento agigantado en la distancia

Cientos de aves recitan el poema agitado y tú no estas

Beben los gorriones agua pestilente de una cloaca

Enferman el aire, obstruyen los cielos y tú no estás.

Es tiempo de libarte poco a poco y dejarte correr

El negro sabor bajando por la montaña y tú no estas

Desgracia mía, sonrisa ajena brotando de la nada

Todos obstruyen los cielos, son felices, y tú no estas

Corto silencio, aplausos, sonrisas, etc. No puede más, está cianótico de contener la frase en el estomago. Por fin de entre las gentes, surgió su voz como una estocada asesina: “Somos una multiplicidad de percepciones compitiendo por la ceguera”. Silencio, aparente incomprensión maquillada con aire intelectual, afirmaciones, miradas, y por fin ese aplauso que se escapa como un rugido infernal. Sonríe como nunca ha sonreído. Algunos se le acercan, le toman las manos, otros menos demostrativos, lo observan de reojo a la distancia. Daiana no notó nada especial en la frase, pero si descubrió el contenido oculto del hombre que la soltó al vacío. Esa noche ambos sin hablarse ni cruzarse una mirada se van a dormir con una sonrisa que se les escapa del centro de las mejillas.

5 - Zurcos en la memoria


El hombre se segmenta ante mínimos acontecimientos. Así, donde uno cree que algo insignificante ha acaecido, nuestra vida se ha desmembrado en cientos de pedacitos que vistos por separado carecen de un valor sustancial. Pero el verlos a ojo lleno es la virtud del nostalgioso. Su problema reside en que no sabe separar oportunamente los pedacitos de la carga sentimental que los acompañan. Así llega a conclusiones erróneas y todo lo puede resumir en una sonrisa y un mar de lágrimas como única defensa ante el batallón de situaciones y decisiones pasadas que lo atormentan. En otros tiempos, sujetos de esta calaña se agrupaban con otros sujetos con el fin de recordar y brindar por lo que nunca iba a volver. Creían ver en los destellos del alcohol algo del brillo antiguo de sus ojos.

4 - ¡Bienvenido a Repugnancia!

Es olor a repugnancia lo que su carne puede expedir por el ambiente. La gente no teme a olores desconocidos, sino a los olores que le recuerdan a algo. Allí están todos erizados como un gato ante la presencia de un can y él no puede hacer mas que permanecer. Alerta general Nº 1: TODOS TEMEN DE TODOS, ENTONCES TODOS VAMOS A MORIR. Ahora es un hombre rígido y blanco como una prenda escarchada y se encuentra preparado para la lucha. No posee mas que ojos, manos inútiles, temor y ese olor a repugnancia que se propaga por doquier. Nada que perder cuando el cielo es sulfuroso y pestilente. Es el instante de no retorno, el momento de avanzar y siempre avanzar, aunque en derredor eternos ejércitos acribillen su humanidad. Presiente que aunque haga maniobras imposibles por esquivarle, por dar muestras de color, la muerte va a estar con una perlada sonrisa tirando desde el fin, tirando de su vida, cobrándole algunas alegrías, sacando números que no equilibran ninguna ecuación. Puntos de conexión con la religión criticada. Si amaba la vida, ¿Por qué pensaba amaba a la vida tan necrofilicamente? Puntos suspensivos.

sábado, 10 de marzo de 2007

3- Las manos desean lo mejor



Un mar de espectros deambula por su psique y de una buena vez en su vida está lejos de todo, o mejor dicho está inmerso en todo pero poco le interesa ese todo. Una y otra vez recorre su mirada descifrando en las niñas de esa mujer los códigos de su propia vida. Uno a uno los símbolos van cayendo en su lugar y amoldándose perfectamente al mapa virgen del presente. Una mueca insondable de placer y deseo de acción embarga sus vidas. Ya no era una simple maquina de pensar y sentir sino que había conjugado las palabras con los músculos de sus manos. Como en el caso de los duraznos, para este momento ya tenia planes bien definidos. Ahora por fin y de una buena vez, pertenecía. No a un todo, sino a una sola persona.

La mesa está bellamente decorada y las velas pretenden que se den por ignorados los avances tecnológicos. Enciende un sahumerio de sándalo, comprueba la música. Aparentemente todo en orden. Solo queda esperar. Esperar y esperar. Entregar y entregar. ¿Qué mas quieren de él? El celular se mueve nerviosamente en sus manos. No quiere hablar. Tenía la certeza de antemano que el mundo no le iba a regalar ni siquiera un instante. Pero, ¿Regalar? ¿No había decidido accionar en vez de pensar? ¿Por qué está pensando solo? ¿Por qué se pregunta si ha mordido suficientes duraznos? Se decide, desbloquea el celular y escribe: “Todo es perfecto, excepto por tu ausencia”. Envía. Seguramente habrá reído de la frase, pensó “¡Que idiota!” y convirtió su grito desesperado en basura digital. Del otro lado, el pensamiento se convierte en la acción esperada, pero solo hasta cierto punto. Algo en lo recóndito de su alma le martilla las neuronas y el corazón. El golpe es leve, pero no imperceptible.

Sus ojos se han extraviado en una réplica de Münch, y desde lo lejos percibe compañía. Enciende un cigarro que explora su cuerpo como una bala inteligente. Vuelve a sentirse acompañado y hasta acosado. Una mano ejerce una placentera presión sobre su hombro derecho. Sabe quien es la causante, pero teme lo peor. Continúa fumando. La mano recorre su espalda y luego se dirige hacia la cabellera, la acaricia desenfrenadamente y a continuación se vuelve a posar sobre el hombro derecho. Cree que es la oportunidad de mostrarse con temor y seguridad ante un hecho simple. Gira su cabeza y observa lo que esperaba observar: La mano no pertenecía a un cuerpo real, la mano era propiedad de un cuerpo invisible que solo en algún lugar exótico podía existir, pero no justo allí. Exclama: “¡No puedes volver a donde nunca has estado! ¡Sólo tu mano…! ¡Sólo tu mano…!”

2-Duraznos

Descorre las sábanas como quien se quita un exoesqueleto. Se encuentra semidesnudo frente a un espejo. Recuerda el sueño, y ahora se recuerda a él mismo. El espejo es como una pequeña ventanita de éter que se abre y permite a los recuerdos transgredir las fronteras de la piel. Ahora se ve ante una situación inevitable. Sus ojos están clavados en los de ella pero en realidad están lejos, quizá viendo algún suceso perdido. Se encuentra aferrado y no quiere que lo suelten. Muerde el durazno torpemente y recuerda las consideraciones que él mismo inventó para esta circunstancia. ¡Oh, dulce sabor de lo desconocido! Monotonía pedagógica: “Los duraznos se van acumulando hasta formar una gran montaña putrefacta” Quedan muchos frutos por morder y sin embargo decide renunciar a hincarles el diente caprichosamente. La gente ríe, ríe con esa mueca odiosa que un actor utilizó burdamente en su sueño. Llora pero es persistente con su actitud. En el fondo, desea lo mejor.

PARTE I -EL MUNDO SOLITARIO - 1-El sueño


Hombre triste encerrado en una habitación espera que el destino le haga un llamado a su presencia. Enfermo y a veces esquizofrénico le teme a su propia identidad. Escucha risas cercanas y por fin siente en toda su dimensión la soledad. Reflexiona y cree necesario depurar la raza humana de su presencia, eliminar de un soplo todo vestigio de sus brazos. Llora abrazando el aire y exhala características dosis de humedad que jamás mojarán a nadie. Llora y te ve distante. Sueña sueños pesados: Su cuerpo con otra alma deambulando por una ciudad minada de maquillaje y trajes putrefactos, un perro sarnoso huele sus zapatillas Nike y de una reverenda patada lo manda al carajo. Ríe a carcajadas por entenderse alguien. Se mira en los espejos laterales de los automóviles, o quizá en una vidriera y se percibe hermoso y complejo. Se quita el cigarro de detrás de la oreja e interpone entre este momento y el encendido del mismo una solemne ceremonia que nadie ve. Un grupo de mujeres pasan, lo miran, lo besan en la distancia y se siente único. Analiza todo con tranquilidad y una procesión de ritmos en negras a 120 BPM le invaden las neuronas. Estaba en lo correcto, lo había logrado, pertenecía. ¡Que dulce era por fin pertenecer! Paga la entrada y el sonido se acomoda empujando en su sistema auditivo. No para de moverse, las caras se deforman y se cree participe de todo. Perfecto, simplemente perfecto. Bebe una cerveza y otras tantas lo siguen. Ahora su inconsciente lo desborda y el consciente entra dando un estridente golpe en su cabeza. Despierta. Soledad, su cuerpo no ha cambiado (Y mucho menos su alma)

viernes, 9 de marzo de 2007

Prologo


"Quiero crearte puentes, donde en mi hubo abismos."


No es un mero capricho el haber creado este pequeño lugar, es una necesidad imperiosa y sine qua non el dejar de negarse para existir realmente. Nos negamos por diversos motivos y muchas veces nos olvidamos de vivir por estar refutándonos.
Somos invitados a una fiesta donde se pueden utilizar miles de máscaras (Estereotipos) menos el de ser uno mismo y generalmente uno termina viendo los acontecimientos desde afuera. Ante tamaño accionar discriminatorio podemos optar por diferentes modos de obrar:
--->Armarnos de paciencia y esperar en zonas aledañas que los concurrentes decidan abandonar el lugar y finalmente escupir improperios a las personas sorprendidas
---> Escapar del lugar creando grupos o movidas alternativas
---> Elegir una máscara y minar, desde el interior, el lugar maldito
---> Analizar variables y constantes del campo de acción y diagramar un plan estratégico y coordinado que explote al máximo todas las falencias (Léase "Grietas") detectadas logrando un cambio en la percepción de los individuos.
Vemos que las posibilidades de acción son variadas (Inclusive invito a pensar otras) y con diversos resultados. Lo cierto es que tenemos una gran oportunidad ante nosotros y no debe ser desperdiciada. El hecho de que una multitud de personas se agolpen en lugares específicos nos brinda ciertas ventajas. Quizá se puedan menospreciar las "facilidades" objetando que, si bien no se niega la gran densidad de gente en un espacio reducido, sus objetivos son ajenos a nuestros propósitos (Van en busca de sexo, drogas variadas, embriagarse, etc.) y acaso hasta encuentren de muy mal grado nuestros pensamientos (Algunos hasta serian capaces de propinar severas reprimendas fisicas, e inclusive, llegado el momento, nos "invitarán" a abandonar el lugar). Como hemos visto, el razonamiento anterior no puede ser negado completamente, pero si es muy factible mejorarlo con otras ideas. En primer lugar no hay que confundir nuestro objetivo y caer en la facilidad idiota y soberbia de negar los sentimientos y pensamientos de estas personas, sino pensar sus acciones como instrucciones pretabuladas en su cerebro. El cambio de percepción radica en desmantelar estas instrucciones y reemplazarlas por otras creadas por el individuo (Vale recordar que esto último es mucho mas doloroso y complejo que aceptar ciertas formulas pre-elaboradas).

Si creíamos que Skinner, Pavlov y el conductismo fueron dejados de lado por tener razonamientos un tanto precarios y primarios, la realidad nos demuestra que sus teorías hoy se encuentran vigentes en la práctica. Esto implica que los planteados por dicha teoría no eran del todo errados en cuanto a su aplicación en los humanos, o bien ciertos factores negativos del sistema actual han reducido en ciertos aspectos la acción del sujeto al tan rechazado Estimulo - Respuesta.

Con el postmodernismo, creimos tener el control técnico absoluto del mundo y eramos felices, sonreiamos mientras eramos considerados cifras con posibilidad de ascenso escalar. Pero esa sonrisa está cayendo y dejará al descubierto los resultados de tan prodigiosa ecuación.
Debemos abocarnos a una gran misión que nos una sin distinción de signos politicos pero con un firme propósito común: Reinstalar el universo de la magia y los sueños en un mundo carcomido por la realidad.
Estamos a tiempo, y los tiempos nos solicitan.
 
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