sábado, 10 de marzo de 2007

3- Las manos desean lo mejor



Un mar de espectros deambula por su psique y de una buena vez en su vida está lejos de todo, o mejor dicho está inmerso en todo pero poco le interesa ese todo. Una y otra vez recorre su mirada descifrando en las niñas de esa mujer los códigos de su propia vida. Uno a uno los símbolos van cayendo en su lugar y amoldándose perfectamente al mapa virgen del presente. Una mueca insondable de placer y deseo de acción embarga sus vidas. Ya no era una simple maquina de pensar y sentir sino que había conjugado las palabras con los músculos de sus manos. Como en el caso de los duraznos, para este momento ya tenia planes bien definidos. Ahora por fin y de una buena vez, pertenecía. No a un todo, sino a una sola persona.

La mesa está bellamente decorada y las velas pretenden que se den por ignorados los avances tecnológicos. Enciende un sahumerio de sándalo, comprueba la música. Aparentemente todo en orden. Solo queda esperar. Esperar y esperar. Entregar y entregar. ¿Qué mas quieren de él? El celular se mueve nerviosamente en sus manos. No quiere hablar. Tenía la certeza de antemano que el mundo no le iba a regalar ni siquiera un instante. Pero, ¿Regalar? ¿No había decidido accionar en vez de pensar? ¿Por qué está pensando solo? ¿Por qué se pregunta si ha mordido suficientes duraznos? Se decide, desbloquea el celular y escribe: “Todo es perfecto, excepto por tu ausencia”. Envía. Seguramente habrá reído de la frase, pensó “¡Que idiota!” y convirtió su grito desesperado en basura digital. Del otro lado, el pensamiento se convierte en la acción esperada, pero solo hasta cierto punto. Algo en lo recóndito de su alma le martilla las neuronas y el corazón. El golpe es leve, pero no imperceptible.

Sus ojos se han extraviado en una réplica de Münch, y desde lo lejos percibe compañía. Enciende un cigarro que explora su cuerpo como una bala inteligente. Vuelve a sentirse acompañado y hasta acosado. Una mano ejerce una placentera presión sobre su hombro derecho. Sabe quien es la causante, pero teme lo peor. Continúa fumando. La mano recorre su espalda y luego se dirige hacia la cabellera, la acaricia desenfrenadamente y a continuación se vuelve a posar sobre el hombro derecho. Cree que es la oportunidad de mostrarse con temor y seguridad ante un hecho simple. Gira su cabeza y observa lo que esperaba observar: La mano no pertenecía a un cuerpo real, la mano era propiedad de un cuerpo invisible que solo en algún lugar exótico podía existir, pero no justo allí. Exclama: “¡No puedes volver a donde nunca has estado! ¡Sólo tu mano…! ¡Sólo tu mano…!”

2-Duraznos

Descorre las sábanas como quien se quita un exoesqueleto. Se encuentra semidesnudo frente a un espejo. Recuerda el sueño, y ahora se recuerda a él mismo. El espejo es como una pequeña ventanita de éter que se abre y permite a los recuerdos transgredir las fronteras de la piel. Ahora se ve ante una situación inevitable. Sus ojos están clavados en los de ella pero en realidad están lejos, quizá viendo algún suceso perdido. Se encuentra aferrado y no quiere que lo suelten. Muerde el durazno torpemente y recuerda las consideraciones que él mismo inventó para esta circunstancia. ¡Oh, dulce sabor de lo desconocido! Monotonía pedagógica: “Los duraznos se van acumulando hasta formar una gran montaña putrefacta” Quedan muchos frutos por morder y sin embargo decide renunciar a hincarles el diente caprichosamente. La gente ríe, ríe con esa mueca odiosa que un actor utilizó burdamente en su sueño. Llora pero es persistente con su actitud. En el fondo, desea lo mejor.

PARTE I -EL MUNDO SOLITARIO - 1-El sueño


Hombre triste encerrado en una habitación espera que el destino le haga un llamado a su presencia. Enfermo y a veces esquizofrénico le teme a su propia identidad. Escucha risas cercanas y por fin siente en toda su dimensión la soledad. Reflexiona y cree necesario depurar la raza humana de su presencia, eliminar de un soplo todo vestigio de sus brazos. Llora abrazando el aire y exhala características dosis de humedad que jamás mojarán a nadie. Llora y te ve distante. Sueña sueños pesados: Su cuerpo con otra alma deambulando por una ciudad minada de maquillaje y trajes putrefactos, un perro sarnoso huele sus zapatillas Nike y de una reverenda patada lo manda al carajo. Ríe a carcajadas por entenderse alguien. Se mira en los espejos laterales de los automóviles, o quizá en una vidriera y se percibe hermoso y complejo. Se quita el cigarro de detrás de la oreja e interpone entre este momento y el encendido del mismo una solemne ceremonia que nadie ve. Un grupo de mujeres pasan, lo miran, lo besan en la distancia y se siente único. Analiza todo con tranquilidad y una procesión de ritmos en negras a 120 BPM le invaden las neuronas. Estaba en lo correcto, lo había logrado, pertenecía. ¡Que dulce era por fin pertenecer! Paga la entrada y el sonido se acomoda empujando en su sistema auditivo. No para de moverse, las caras se deforman y se cree participe de todo. Perfecto, simplemente perfecto. Bebe una cerveza y otras tantas lo siguen. Ahora su inconsciente lo desborda y el consciente entra dando un estridente golpe en su cabeza. Despierta. Soledad, su cuerpo no ha cambiado (Y mucho menos su alma)

viernes, 9 de marzo de 2007

Prologo


"Quiero crearte puentes, donde en mi hubo abismos."


No es un mero capricho el haber creado este pequeño lugar, es una necesidad imperiosa y sine qua non el dejar de negarse para existir realmente. Nos negamos por diversos motivos y muchas veces nos olvidamos de vivir por estar refutándonos.
Somos invitados a una fiesta donde se pueden utilizar miles de máscaras (Estereotipos) menos el de ser uno mismo y generalmente uno termina viendo los acontecimientos desde afuera. Ante tamaño accionar discriminatorio podemos optar por diferentes modos de obrar:
--->Armarnos de paciencia y esperar en zonas aledañas que los concurrentes decidan abandonar el lugar y finalmente escupir improperios a las personas sorprendidas
---> Escapar del lugar creando grupos o movidas alternativas
---> Elegir una máscara y minar, desde el interior, el lugar maldito
---> Analizar variables y constantes del campo de acción y diagramar un plan estratégico y coordinado que explote al máximo todas las falencias (Léase "Grietas") detectadas logrando un cambio en la percepción de los individuos.
Vemos que las posibilidades de acción son variadas (Inclusive invito a pensar otras) y con diversos resultados. Lo cierto es que tenemos una gran oportunidad ante nosotros y no debe ser desperdiciada. El hecho de que una multitud de personas se agolpen en lugares específicos nos brinda ciertas ventajas. Quizá se puedan menospreciar las "facilidades" objetando que, si bien no se niega la gran densidad de gente en un espacio reducido, sus objetivos son ajenos a nuestros propósitos (Van en busca de sexo, drogas variadas, embriagarse, etc.) y acaso hasta encuentren de muy mal grado nuestros pensamientos (Algunos hasta serian capaces de propinar severas reprimendas fisicas, e inclusive, llegado el momento, nos "invitarán" a abandonar el lugar). Como hemos visto, el razonamiento anterior no puede ser negado completamente, pero si es muy factible mejorarlo con otras ideas. En primer lugar no hay que confundir nuestro objetivo y caer en la facilidad idiota y soberbia de negar los sentimientos y pensamientos de estas personas, sino pensar sus acciones como instrucciones pretabuladas en su cerebro. El cambio de percepción radica en desmantelar estas instrucciones y reemplazarlas por otras creadas por el individuo (Vale recordar que esto último es mucho mas doloroso y complejo que aceptar ciertas formulas pre-elaboradas).

Si creíamos que Skinner, Pavlov y el conductismo fueron dejados de lado por tener razonamientos un tanto precarios y primarios, la realidad nos demuestra que sus teorías hoy se encuentran vigentes en la práctica. Esto implica que los planteados por dicha teoría no eran del todo errados en cuanto a su aplicación en los humanos, o bien ciertos factores negativos del sistema actual han reducido en ciertos aspectos la acción del sujeto al tan rechazado Estimulo - Respuesta.

Con el postmodernismo, creimos tener el control técnico absoluto del mundo y eramos felices, sonreiamos mientras eramos considerados cifras con posibilidad de ascenso escalar. Pero esa sonrisa está cayendo y dejará al descubierto los resultados de tan prodigiosa ecuación.
Debemos abocarnos a una gran misión que nos una sin distinción de signos politicos pero con un firme propósito común: Reinstalar el universo de la magia y los sueños en un mundo carcomido por la realidad.
Estamos a tiempo, y los tiempos nos solicitan.
 
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