Hombre triste encerrado en una habitación espera que el destino le haga un llamado a su presencia. Enfermo y a veces esquizofrénico le teme a su propia identidad. Escucha risas cercanas y por fin siente en toda su dimensión la soledad. Reflexiona y cree necesario depurar la raza humana de su presencia, eliminar de un soplo todo vestigio de sus brazos. Llora abrazando el aire y exhala características dosis de humedad que jamás mojarán a nadie. Llora y te ve distante. Sueña sueños pesados: Su cuerpo con otra alma deambulando por una ciudad minada de maquillaje y trajes putrefactos, un perro sarnoso huele sus zapatillas Nike y de una reverenda patada lo manda al carajo. Ríe a carcajadas por entenderse alguien. Se mira en los espejos laterales de los automóviles, o quizá en una vidriera y se percibe hermoso y complejo. Se quita el cigarro de detrás de la oreja e interpone entre este momento y el encendido del mismo una solemne ceremonia que nadie ve. Un grupo de mujeres pasan, lo miran, lo besan en la distancia y se siente único. Analiza todo con tranquilidad y una procesión de ritmos en negras a 120 BPM le invaden las neuronas. Estaba en lo correcto, lo había logrado, pertenecía. ¡Que dulce era por fin pertenecer! Paga la entrada y el sonido se acomoda empujando en su sistema auditivo. No para de moverse, las caras se deforman y se cree participe de todo. Perfecto, simplemente perfecto. Bebe una cerveza y otras tantas lo siguen. Ahora su inconsciente lo desborda y el consciente entra dando un estridente golpe en su cabeza. Despierta. Soledad, su cuerpo no ha cambiado (Y mucho menos su alma)
sábado, 10 de marzo de 2007
PARTE I -EL MUNDO SOLITARIO - 1-El sueño
Hombre triste encerrado en una habitación espera que el destino le haga un llamado a su presencia. Enfermo y a veces esquizofrénico le teme a su propia identidad. Escucha risas cercanas y por fin siente en toda su dimensión la soledad. Reflexiona y cree necesario depurar la raza humana de su presencia, eliminar de un soplo todo vestigio de sus brazos. Llora abrazando el aire y exhala características dosis de humedad que jamás mojarán a nadie. Llora y te ve distante. Sueña sueños pesados: Su cuerpo con otra alma deambulando por una ciudad minada de maquillaje y trajes putrefactos, un perro sarnoso huele sus zapatillas Nike y de una reverenda patada lo manda al carajo. Ríe a carcajadas por entenderse alguien. Se mira en los espejos laterales de los automóviles, o quizá en una vidriera y se percibe hermoso y complejo. Se quita el cigarro de detrás de la oreja e interpone entre este momento y el encendido del mismo una solemne ceremonia que nadie ve. Un grupo de mujeres pasan, lo miran, lo besan en la distancia y se siente único. Analiza todo con tranquilidad y una procesión de ritmos en negras a 120 BPM le invaden las neuronas. Estaba en lo correcto, lo había logrado, pertenecía. ¡Que dulce era por fin pertenecer! Paga la entrada y el sonido se acomoda empujando en su sistema auditivo. No para de moverse, las caras se deforman y se cree participe de todo. Perfecto, simplemente perfecto. Bebe una cerveza y otras tantas lo siguen. Ahora su inconsciente lo desborda y el consciente entra dando un estridente golpe en su cabeza. Despierta. Soledad, su cuerpo no ha cambiado (Y mucho menos su alma)
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